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martes, 26 de marzo de 2013

♥Ðɑɳɢɜʁs ɑɴɓ Ƒɪʁɘ♥

♥Ðɑɳɢɜʁs ɑɴɓ Ƒɪʁɘ♥
♥Capitulo 10

·Destiny·

Lo miro. Me separo de él, sentándome en el asiento de al lado.

-Justin, mejor llévame a casa, no me apetece mucho estar aquí.

No se molestó en decir nada, solamente salir del coche y pasarse a la parte delantera del coche. Esta enfadado, frustrado.

No necesito darle importancia, yo le odio, él me odia, aquí estamos los dos en contra del otro. Cada uno por su parte y todo sale bien.

Si, no me deja ni tiempo para poder ponerme en el asiento delantero, del copiloto. Parece que conduce como un loco, tenía que haberme puesto yo a conducir, no este loco.
Como tengamos un accidente, por solo como va de rápido, o me pongan una multa ya que esta conduciendo mi coche, le mato.

-Justin, ve más despacio, no quiero morir.

Ni caso, ¿este niño es tonto o solo se lo hace? 
Miro por la ventana de mi derecha, esta comenzando a llover muy fuerte y él esta yendo muy deprisa.

-Justin, por favor, que esta lloviendo y podrías matarnos.

Dio un frenazo, muy fuerte. No se que es lo que habrá visto para pegar aquel frenazo, pero me ha hecho daño.

Me he dado con la cabeza del asiento que tenía enfrente, y ahora me duele mucho. Sabía que no era buena idea dejarle conducir ya que se comporta como un loco ahora.

-¿Estas bien?.-preguntó girándose para poder mirarme.

-¿Tú que crees? Pues no,me has hecho daño.

Toqué mi frente ya que es donde me di con el asiento. Suspire.

-Lo siento.

-Ni lo siento ni nada, déjame conducir a mi.

-¿Que? Ya claro, ponte el cinturón, que para unos minutos no voy a cambiarme de asiento solo para que conduzcas tú.

-Justin, es mi coche, y si quiero conducir conduzco. Baja de ese asiento.-dije con un tono amenazador.

La verdad es que cansa mucho lo cabezota que puede llegar a ser, pero también me jode mucho que no me deje conducir mientras este es mi coche y quiero hacerlo yo.

Miré a Justin, estaba con los ojos cerrados y apoyado en su mano. Parece tan tierno así, tan tranquilo y precioso.

¿Que diablos digo? Vale, le odio, pero eso no llega a meterse en algunas cosas que diga de él. Me diréis que me gusta, pero saben perfectamente que no me llega a gustar este sexopata ni en uno de mis sueños con él.

Desde que se terminó la apuesta que hicimos pude estar más tranquila, sabiendo que ya no me estará espiando o siguiéndome a cualquier lado al que iba, todo cambió. Pude tener mi vida normal de nuevo, pero ahora apareció de nuevo y esa tranquilidad que llegue a tener se desvaneció solo al verlo en el coche, delante de la casa de Selena.

-Despierta, Justin.

-Un poco más...-dijo dormido.

-Pues te dejo durmiendo en el coche, en medio de la nada.

En cuanto dije eso abrió los ojos e hizo una mueca. Se ve que estaba durmiendo de verdad. Yo pensaba que estaba fingiendo.

Estábamos en una rotonda. En una dirección llevaba a mi casa y en otra a su ''casa''. Creo que aun sigue viviendo con sus ''amigos''.

-¿Te llevo a tu casa?.-pregunté mirando para ver si no venía algún coche.

-No, no quiero estar con esos, aun están traficando con drogas.

-¿Tú ya no traficas drogas?.

-A veces, pero ya no tanto como lo hacía antes.

-Pero lo sigues haciendo de todas formas, es lo que en parte no me gusta de ti, eres incapaz de dejar ese mundo atrás.

-Sabes muy bien que cuando uno entra en cosas así le llega a ser difícil dejarlo.

-Porque lo que a ti te gusta de ese mundo es que te drogas, o te tiras a las chicas que quieres.-empecé a conducir hacia mi casa sin apartar mi mirada de la carretera.

-Deja ese tema ya, Destiny, yo hago lo que quiero, soy mayor de edad y no necesito que alguien me diga lo que debo y no debo hacer.

Suspire. Cambiar a Justin va a ser muy difícil, tiene sus costumbres a fumar María y a drogarse de vez en cuando, pero se le acabara eso como que me llamo Destiny Swift.

Al llegar delante de mi casa baje con cuidado ya que al estar el suelo mojado podría caerme y no me apetecía meterme una ostia y mancharme el vestido.

La luz de mi habitación estaba encendida, y no creo que papá entrase a mi habitación ya que nunca lo hace y sería muy raro que lo hiciera ahora.

Quien sabe quien podría estar allí. Pero no quiero pensar en que estarán haciendo en mi cuarto, solo quiero pensar en donde dormirá Justin.

-Vas a tener que dormir en el cuarto de invitados, querido.

-Preferiría dormir contigo, junto a ti.

-Ya ya, pues como que a mi no me apetece estar a tu lado durmiendo, estoy acostumbrada a dormir yo sola.

Cerré las puertas del coche y andamos hacia la casa. La puerta estaba abierta, ya que papá sabía que íbamos a llegar un poco tarde.

Abrí lentamente para no hacer ningún ruido o despertar a papá ya que a veces chirría un poco y se escucha en toda la casa. Da escalofríos oír esta puerta cuando estas sola en casa, piensas que alguien viene a matarte o a violarte, lo que más os guste.

Subí con Justin detrás de mi, siguiéndome. Me estará mirando el culo, os apuesto lo que vosotras queráis. No necesito ni girarme para saberlo, simplemente porque siento su mirada posada en mi, en concreto en mi culo.

-Mira, esta es tu habitación.-dije abriendo la puerta de la habitación de invitados.

La verdad es un poco cutre, solo tiene la cama en medio de la habitación, un pequeño armario que ocupa una gran parte de la parte derecha de la pared y una mesita de noche marrón pero que en realidad se ve gris por todo el polvo que contiene encima.

-No pienso dormir en este sitio, es un asco.

-Tienes razón, es muy cutre. Mejor ve y duerme en el sofá del salón, es muy cómodo.

-¿Por que no mejor duermo contigo?

-Porque no quiero que andes tocándome toda la noche el cuerpo.

-Venga, te prometo que no haré nada de eso, solo quiero dormir bien.

-Entonces haber dicho que te llevase a tu casa y dormías en tu cama.

Salí y cerré. No quería pasar a esa habitación, da repelús y mucho miedo. Quien durmiera algún día allí es que estaría  loco y necesitaría ir a un psicólogo.

-Te dejare dormir conmigo, pero como sienta tu mano o algo tocándome o simplemente rozándome duermes en el suelo de mi cuarto.

-Entendido mandona, dios, no se por que no se te puede tocar.

-Que va, yo me dejo tocar, menos por sexopatas, así que eres el único que no tiene derecho a tocarme.

Reí burlona y abrí la puerta de mi cuarto.

Todo estaba destrozado, mis cosas por el suelo, mis fotos de las paredes rotas en millones de pedazos, las almohadas cortadas y las plumas de ellas por la cama esparcidas como si hubiera habido una lucha de gallos.

Me acerqué a una foto de mi mesa. Esa foto mía con mi hermana, con Cynthia, en la que estábamos en Canadá con los abuelos y el hermano pequeño de papá estaba rota.

Apreciaba esa foto mucho, hasta que ahora alguien la ha roto y ha roto algo muy valioso para mi.

Ellos eran los abuelos de mi madre, los cuales están muertos desde hace un año por un problema de corazón. El hermano de papá, mi tío, vive ahora en España, está muy lejos, y casi nunca lo vemos, así que la persona que rompió esta foto debía saber muy bien lo mucho que la apreciaba.

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